Sergio Grancias y su polvo de estrellas

miércoles, 12 de noviembre de 2008
Nada estaba planeado mientras esperábamos en el gran hall, de aquel edificio, bajo los pies de aquel gran gigante, que muchas veces nos acogió en nuestras noches de mareos, de múltiple visión y de pocos recuerdos diáfanos. Estaba aún en pañales aquella noche de viernes, de aquel verano anterior a enrollarme con los números, las ciencias, las computadoras y demás eventos en mi vida, cuando poco a poco y entre bromas y jodas de lo más pesadas iban llegando uno a uno los en ese entonces "compinches" de innumerables ratos de esparcimiento, que no eran mas que amanecidas sin provecho alguno y no es que últimamente en las madrugadas de huelga haya encontrado algo provechoso pero, en fin.

De los pisos más elevados de donde nos encontrábamos empezaron a bajar amigas no involucradas, no avisadas muchas veces en las andadas, porque la verdad sabíamos que no íbamos precisamente a por baile, era una reunión de muchachos, de gente que no tenía en ese momento preocupaciones claras, ni veía peligrando un futuro que tal vez nadie imaginaba, estábamos viviendo una temporada muy de vacaciones por así llamarla.

Pasó una larga hora antes de que el último personaje termine de hacer su aparición en el lugar, personajes entre los que puedo señalar: Luchelas, Charls, Agosto y Carlín, que era el único que si estaba llevando una carrera en el bolsillo, aunque lamentablemente para los que le pagaban la universidad solo la sacaba en el día, en las noches de fin de semana la guardaba en otro pantalón.

Luego de una larga discusión entre murmullos y salidas a la puerta intentando planear el escape a escondidas de estas señoritas, que no querían entender con indirectas que teníamos prisa por salir de ese lugar pero no todos juntos obviamente, ellas simplemente nos daban a entender con todas las cosas que decían un mensaje corto pero claro "esta noche nos llevan".

Finalmente luego de haberle dicho un sin número de buenas razones por las que no podían acompañarnos entendieron, aunque Charls compró una pelea para mas tarde con una de ellas, supongo que sería para el día siguiente puesto que hoy no se aparecería por su casa.

Fuimos en taxi a un bar, ahí no hubo mucho detalle que rescatar, el único era que los niveles de alcohol en el torrente sanguíneo y la euforia de cada uno de mis compañeros iba en aumento.

Decidimos abandonar el bar e ir a uno de los "Huecos" o lugares donde Carlín acostumbraba a ir con los amigos de la U, (como mencioné antes, era el único que iba a la Universidad) el lugar era como él lo menciono, era acogedor, un poco pequeño, discreto y lo mejor es que se podía estar en confianza ya que él prácticamente se conocía a todo el personal.

Vodka y un tampico don Blas, aquí la gente tiene sed, el señor de un aspecto de buena persona y muy humilde se quedó mirándonos un momento y dijo: "no me paguen todo porque les mezclaré la mitad y les traeré una jarra, no les voy a dar mas de lo que pueden consumir", -creo que era razonable lo que decía- Luchelas saltó, creo que su nombre justifica su reacción, en fin nadie le hizo caso lo calmamos y empujamos a sentarse.

En el local se encontraban dos personas más que en ese entonces no conocíamos: Sergio Grancias y su acompañante Dan. Sergio Grancias era una persona de apariencia lujosa, todo lo contrario a lo que llevaba por dentro, era como de 25 años, bronceado, más tarde supe que era bronceado por lo que contaba que había vivido en Pacasmayo, una playa, su amigo Dan era de contextura gruesa, era un personaje melancólico, callado y un tanto inútil para seguir conversaciones. Carlín lo había visto un par de veces en su Universidad, a lo que cuando se acercaron para agrandar un poco el grupo el accedió. Entre conversaciones y risas, nos enteramos que Dan era bisexual y que Sergio era hijo de uno de los altos funcionarios de la Backus, en ese entonces aún no la vendían.

Ya cuando íbamos a por las 4 de la mañana, Sergio sacó su canguro, lo puso en la mesa, metió su mano en él y jaló del rabo una bolsita .... era cocaína.

Le pasó a Dan diciendo "Tu parte", nosotros aún sorprendidos mientras ellos empezaban a hacerse de un espacio limpio y seco sobre la mesa, para luego proceder a aspirar, "un poco de aliento", le decían ellos, vimos como sus ojos se ponían en estado de fijación como si intentasen ver algo muy diminuto en cada uno de nuestros rostros, pero nada era así, -apuesto que no podían ni diferenciarnos bien- ,no nos quedó de otra mas que seguir la conversación como si nada estuviese pasando, mientras no nos hiciesen probar o consumir, era su rollo.

Carlín luego de unos 20 minutos de haber presenciado la inhalación de sus "conocidos", fue al baño, para que en unos instantes Sergio se levantara y dijera que también iría, ahí en el baño es cuando Sergio sacó un arma y le robó desde el celular y unas decenas de soles que disponía, hasta un reloj, diciéndole "si me delatas en los próximos 10 minutos me los bajo a todos, aparte te estoy haciendo un favor muchacho, ya deja de tomar así mírame","mírame le gritó", (a pesar que dice que fue un grito, ninguno lo escucho) al rato volvían ellos del baño y notamos una expresión entre nervioso y tenso, -está muy pasado pensé- y decidí decirles que nos íbamos porque estábamos ya cansados eran casi al promediar las 5:30 de la mañana cuando salimos del local, camino a casa nos contó todo lo que le había pasado y lo que le había dicho, pero a pesar de que todos estábamos asustados por lo que pasó, luego de haber decidido ya no volver a salir de esa manera a "divertirnos" y a no fiarnos nuevamente en desconocidos, nos íbamos riendo y bromeando de como Dan -el bisexual- veía a Agosto, creo que le gustaba.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

te lo acabo de decir... "yo lo habri redactado con mas pulcritud XD" y aun asi, tiene algo q me encnata (8)
ajajaja!
muy bueno =)

Renato G. dijo...

wow... esos huequitos para tomar... y mi primera experiencia -debo decir mi primera no experiencia- con la cocaina... que desafortunado... al menos no pasó a mayores, no?
que problema esto de socializar, y "no hablar con desconocidos" como nos enseñaron los viejos.